Hay muchos adjetivos para describir un cuerpo de agua quieta. Serena, tranquila, reflexiva, pacífica. Ya sea un lago, un estanque o incluso una piscina, contemplar un cuerpo de agua sin ningún movimiento es evocador y llamativo, inspirándonos a estar quietos, tranquilos, repletos en silencio.
Si tomáramos un objeto como una piedra, el peso de una caña de pescar o incluso nuestra mano y lo arrojaríamos al agua, crearía un efecto dominó que emanaría del centro hasta que se disiparía hasta los bordes del agua. Ya sea que pudiéramos percibirlo o no, la emanación continuaría hasta llegar a las afueras de incluso un gran lago.
Somos el cuerpo de agua y cómo expresamos nuestras emociones, nuestros pensamientos y por supuesto, cómo actuamos, son las piedras que arrojamos en él. A veces los lanzamos suavemente y a veces, los lanzamos con la fuerza de mil caballos que se estampan por las llanuras, pezuñas atronando. A veces usamos un guijarro y a veces, con un esfuerzo hercúleo, lanzamos enormes rocas a la piscina.
A diferencia de un cuerpo de agua externo como una piscina o estanque donde iniciamos la emanación desde un borde de la orilla, desde nosotros comenzamos el disturbio del agua desde el centro haciendo que el efecto sobre el agua sea circular. Impactamos nuestra quietud de una manera de trescientos sesenta grados. Y luego nos preguntamos, por qué el mundo no está en paz.
Ya sea un pequeño guijarro o una roca masiva, lo que sea que arrojemos a nuestra piscina de agua va a crear un efecto dominó. Cuanto más grande sea el objeto, más intensa es la vibración. Inicialmente, creará la vibración, la discordancia más intensa, dentro de ti, y luego, imparablemente, inevitablemente, continuará fluyendo hacia afuera a medida que afecta a las personas en tu vida, circunstancias y situaciones. Y lo que es más notable, las vibraciones y ondas en expansión afectarán a personas que no conoces, circunstancias que no son tuyas, situaciones en las que puedes no estar involucrado o incluso ni ser un testigo inmediato.
Nunca podemos evitar impactarnos a nosotros mismos o a los demás. Cualquier cosa que pensemos, cualquier cosa que expresemos, cualquier cosa que hagamos, va a fluir fuera de nosotros y seguir adelante hasta que llegue al borde, que es el final de nuestras vidas. Si consideramos cuántas personas hay en el planeta en este momento, todas las diferentes formas en que piensan y se expresan y actúan, podemos tener una idea del estado del agua. No está quieto y sereno.
El cuerporeflectante de aguase ha convertidoen una cosaturbulenta, estridentey entrecortada. Nohay evocación depaz y tranquilidad.Se ha vistointerrumpido poruna fuerte cacofoníade instrumentos disonantes,todos a todovolumen, cada unotratando de serescuchado por encimadel otro. Todos estamostocando la partiturade "La Verdad de Lo Que Creo"mientras cada unotoca su propioinstrumento asu propio ritmo.
Algunos denosotros tocamos latuba. Otros tocamosla trompeta. Hayoboes y violinesy violonchelos ytambores y xilófonosy armónicas yacordeones, casi8 mil millonesde instrumentos ymuy pocos denosotros tocando juntocon los otrosinstrumentos quenos rodean. Nohay "jugar alunísono". Esbastante el din.Y así, tenemosdesacuerdos, tenemosconflictos, tenemosguerra.
Si nuestrascreencias se yuxtaponena que alguienmás está "equivocado",nuestras ondas sonturbulentas. Sinuestras creencias estánancladas en cómo"otros" debenser diferentes, actuardiferentes, versediferentes, pensarde manera diferente,oler diferente, quedeben cambiar paraque podamos estaren paz, nuestrasondas no sonondas en débiles.Son tsunamis. Nosestamos ahogando a nosotrosmismos, y a losdemás, en olasmasivas que nosotros mismosestamos creando.
¿Hay personas que expresan avaricia? Claroque los hay.¿Hay personas quese aprovechan delos demás? Sí.¿Hay personas quebuscan formas deejercer poder ycontrol? Indudablemente. Estáninconmensurablemente ligadosa una imagende sí mismoscomo teniendo queestar en lacima, a "todo costo", esclavos dela ilusión deque no sonnada, por loque se pasanla vida teniendoque demostrar queson "LO" mejor.Llegarán a lafuente de susufrimiento ono lo harán.Alterarán la formaen que seimpactan a símismos y alos demás ono lo harán.Mi opinión contradictoriade lo quecreen, de loque hacen, nuncala alterará. Tampocolo hará vuestra opinión. Será necesario "aquietar"las aguas internaspara impactar aesos seres humanos.
¿Quieres pazinterior? Deja demirar al mundoy determinar quéestá mal. ¿Quieres quietudinterior? Deja deverte a timismo como situvieras que sermejor de loque eres. ¿Quieresla experiencia dela sensación evocadorade tranquilidad? Buscael cuerpo deagua quieta dentrode ti. Noestá afuera. Estáahí. Justo ahí. Dentrode ti. ¿Cuándofue la últimavez que lobuscaste?
Para conservarla serenidad yla evocación delagua quieta dentrode nosotros mismos,requiere que dejemosde tocar la canción "La Verdad de lo queCreo" yen su lugarcomencemos atocar "La Rectitudde Quien Soy".Descubrir esa músicadentro de timismo y luegotocarla, en cualquierinstrumento delcual seas elvirtuoso, comenzará a"suavizar" lasaguas turbulentas dentrode ti. Loque, a su vez, suavizarálas vibraciones queemanan de tiy bañara alas personas entu vida, tuscircunstancias, tussituaciones ymás allá con aguas llena de luz, de paz, de tranquilidad. A medidaque el centrodel agua secalma, también lohará sobre todo que te rodea. Crear unestanque de aguaserena en elplaneta requerirá queprimero lo creesdentro de timismo.
Roberto AbhíshriLugo
21 demayo de 2022
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